viernes, 15 de julio de 2011

Hoy como ayer

Hacia finales de los 80's las calles bullían, la creatividad fluían en cada esquina y cada uno a su manera buscaba la manera de poder expresarse con libertad tras unos años donde la gris militancia marxista exigía la máxima austeridad.

Muchos optaron por expresarse con sus manos.
Descubrieron los materiales y oficios que la modernidad había dejado arrinconados e hicieron de ellos su señas de identidad. sus obras eran algo mas que una manera de comunicarse, eran una apuesta por un ritmo y una concepción de la vida diferente.  Una forma de ganarse honestamente la vida.

Eran vocaciones individuales, contagiadas en los círculos de amistad y trasmitidas con recelo. Cada uno, como buenamente podía, asaltaba la calle armado de su trabajo, el trapo y  la mesa plegable. Las puertas de eventos culturales, los parques, y los mercadillos empezaron  a ser puntos de reunión.
y así..entre cliente y cliente, entre carrera y carrera, se fue forjando un colectivo que se denomino artesano. Fue su respuesta para dignificar su opción, su voz y su trabajo.
Pelearon por sus plazas y crearon sus mercados. Ese fue el camino.

Esta imagen parece volver a repetirse décadas después.
Hoy como ayer, los talleres artesanos y creativos estamos dando nuestros primeros pasos tímidos por esta nueva realidad que se llama virtual.
Poco a poco vamos apareciendo en las nuevas calles, y con la misma timidez, mostramos nuestros trabajos. Cada uno con nuestro trapo y nuestra mesa virtual deambulamos por estas gigantescas avenidas que no paran de crecer, siempre buscando la buena plaza, el buen evento, la buena esquina.Buscando ese lugar idóneo donde poder exponer y vender nuestro trabajo. ¡Pero todo es tan inmenso y desconocido!

Quizás, hoy como ayer, estemos ante el momento crucial de unirse. Para dignificar nuestra opción, nuestra voz y nuestro trabajo.

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